La muerte del presidente de Irán generó especulaciones pero poco más.

El fallecimiento del Presidente iraní Raisi en un accidente de helicóptero el pasado fin de semana no parece tener un impacto inmediato en el régimen en términos de la guerra por poder con Israel, las tensas relaciones con Estados Unidos o las multitudes de activistas que esperan sembrar un cambio.

El régimen iraní mantendrá sus políticas y actividades actuales sin perder el ritmo.

A medida que una investigación sobre las causas del accidente continuaba durante toda la semana, no se ha señalado culpables, descartando probablemente que se utilice el incidente como palanca geopolítica por parte de Estados Unidos o Israel.

Por supuesto, las especulaciones han aumentado: que Israel o Estados Unidos provocaron el accidente, o que fue obra de militantes baluchis... o incluso que fue un trabajo interno en un momento en que la sucesión del Líder Supremo está en la agenda. Al final, podría haber sido simplemente lo que parece: un accidente, posiblemente agravado por helicópteros envejecidos privados de repuestos debido a sanciones.

Con el impulso perdido y el caos que esto genera en los pasillos del poder en Teherán, hay poca oportunidad ahora de crear un escenario geopolítico a raíz del fallecimiento de Raisi. Los precios del petróleo ya han superado el evento, aumentando brevemente solo el domingo tras las noticias del accidente de Raisi, pero perdiendo impulso poco después.

Ahora, la pregunta más importante se desplaza un poco lejos de Israel hacia los países del Golfo y un pacto de defensa de misiles con Estados Unidos...

Esta semana, funcionarios estadounidenses asistieron a una cumbre en Riad para obtener apoyo a un proyecto de defensa regional. Efectivamente, un escudo de misiles regional que ha cobrado impulso teórico después de que Israel lograra interceptar misiles iraníes en abril tras el ataque israelí a sus instalaciones diplomáticas en Siria, donde falleció un importante general iraní.

Existe una fuerte reticencia a subirse por completo y abiertamente a este barco de defensa estadounidense; aunque el momento no es casual. La defensa aérea occidental ha estado en exhibición recientemente, ayudando a Israel a interceptar misiles iraníes y derribando drones hutíes en el Mar Rojo—drones que podrían potencialmente llegar al Mediterráneo, según argumenta Washington mientras intenta obtener el apoyo del CCG. Esas victorias probablemente no pasen desapercibidas.

Los saudíes, por supuesto, han anhelado desde hace tiempo garantías de seguridad estadounidenses, junto con tecnología nuclear civil y avanzada. La administración de Biden se mantiene firme en esto. También tiene sus propios intereses: la normalización de lazos entre Arabia Saudita e Israel. Los saudíes también exigen una solución de dos estados para Israel y Palestina—algo que esta semana también ha recibido apoyo en la ONU de Noruega, España, Irlanda y Polonia. Se dice que un pacto Estados Unidos-Arabia Saudita está "a semanas de distancia", pero Netanyahu aún podría obstaculizarlo bajo presiones de extrema derecha.