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En esta época del año, el bullicio de turistas se puede escuchar en muchas áreas a lo largo de la costa del Mar Negro de Georgia. Pero las playas de Anaklia permanecen en silencio inquietante durante todo el año. En un cálido día a finales de junio, la ciudad costera recibía solo unos pocos visitantes dispersos, y muchos negocios estaban cerrados.
Esto está a punto de cambiar. En unos años, se prevé que Anaklia sea el sitio del último puerto en Asia o, desde otro punto de vista, el primero en Europa.
Eso es, si se cree en el gobierno. Muchos residentes de Anaklia no lo hacen. Los planes para desarrollar un puerto han estado sobre el papel desde hace décadas, pero los sueños de un próspero comercio y turismo nunca se han materializado.
Liderado por un consorcio privado de compañías estadounidenses y europeas, el puerto estuvo cerca de ser construido bajo el gobierno del partido Georgian Dream a finales de la década de 2010. Sin embargo, los funcionarios cancelaron ese contrato en 2019, citando incumplimientos de plazos.
Durante cinco años, los lugareños lamentaron la oportunidad perdida. Luego, la fortuna de la ciudad pareció cambiar hace poco más de un mes. El 29 de mayo, el gobierno georgiano anunció que un consorcio de empresas chinas presentó la única oferta para construir el puerto en Anaklia, reviviendo oficialmente el proyecto de infraestructura más grande e importante del país. Los funcionarios aseguran que conectará a Georgia con la ruta comercial emergente Este-Oeste, el Corredor Medio, y traerá enormes beneficios económicos.
Un efecto no deseado del anuncio, que se produjo un día después de que el parlamento aprobara una divisiva ley de 'agentes extranjeros', fue convertir este asentamiento costero en el fulcro del giro geopolítico de Georgia lejos de Occidente.
"Paradise"
Ubicada a poco más de 15 millas de la capital regional, Zugdidi, en la actualidad Anaklia parece un cementerio de proyectos de inversión. Hay villas vacías, vestigios de bares de playa y demasiados edificios a medio construir para contar. El irónicamente llamado Hotel Golden Fleece, un imponente adorno del paseo marítimo, está siendo lentamente reclamado por la naturaleza, helechos creciendo altos en lo que una vez fue su impresionante plaza.
El valor de la ciudad yace en lo que no se puede ver: un profundo cañón que divide el lecho marino bajo las olas del Mar Negro. La significancia estratégica de la ubicación llamó la atención de los funcionarios soviéticos en la década de 1960. Un par de georgianos fueron encargados de idear planes para construir un puerto en la zona a finales de la década de 1980, pero la idea nunca despegó antes del colapso de la Unión Soviética en 1991.
Durante años, la idea estuvo latente. Y luego el Movimiento Nacional Unido de Mikhail Saakashvili llegó al poder en 2003. Los lugareños dicen que es Saakashvili quien puede atribuirse el paisaje costero dramático que los visitantes ven hoy en día. Las construcciones a lo largo de la costa estaban destinadas a ser parte de su complejo visionario “Lazika”, fusionando un puerto moderno y una ciudad turística.
“Es una lástima que no hayas visto Anaklia hace 10 años,” dijo Eka Gvilia, de 60 años, sentada a la sombra cerca de un pequeño puesto de comida y bebida que opera en el paseo marítimo. “Podrías haber convertido este lugar en un paraíso. Eso es lo que Saakashvili quería hacer.”
Cuando Georgian Dream llegó al poder en 2012, abruptamente descartó el plan de Saakashvili, solo para revivirlo tres años después. El proyecto del puerto de Anaklia fue liderado en ese momento por un grupo de compañías estadounidenses y europeas conocidas como el Consorcio de Desarrollo de Anaklia (ADC). En el transcurso de unos pocos años, llegó más cerca que nadie de hacer realidad el puerto.
El ADC habría operado el puerto durante 49 años, consolidando el control de empresas occidentales sobre un activo económico clave. La idea es que cualquier desarrollo en Anaklia, ubicado cerca de la región separatista de Abjasia y una nueva base militar rusa, también tiene una dimensión de seguridad.
“Cuanto más cerca estemos de las compañías estadounidenses y europeas, más seguros estaremos”, afirmó Sofo Shamugia, ex empleada del ADC y actual jefa de la oficina regional del partido de oposición Lelo. “Es por eso que llamamos a este proyecto un 'proyecto estratégico'. Si las inversiones estadounidenses son mayores, más seguros estaremos y más lejos nos mantendremos de Rusia”.
El ADC atrajo a inversores privados y despejó 110 hectáreas de terreno, creando una 'Zona Económica Especial' donde estarían ubicadas las instalaciones del puerto.
Hoy, tras años sin actividad, la zona vallada es un enorme terreno de arena y maleza poblado principalmente por vacas pastando. El gobierno canceló el contrato del ADC en 2019. La razón oficial estaba relacionada con plazos incumplidos, pero Shamugia y otros creen que fue resultado de politizar el proyecto.
“La razón es solo Putin y [Bidzina] Ivanishvili”, dijo, explicando por qué cree que el multimillonario 'presidente honorario' de Georgian Dream tuvo mano en detener el proyecto. “No quieren recibir navíos estadounidenses en el Mar Negro. Y quieren cerrar el mar para las inversiones estadounidenses y europeas también”.
“Nada bueno saldrá de esto”
Hoy en día, las empresas chinas tienen participación en muchos de los proyectos de infraestructura más importantes de Georgia, desde una recién terminada autopista Este-Oeste hasta una ruta vital de montaña alternativa para facilitar el comercio con Rusia. Aun así, China es un jugador relativamente pequeño en la economía del país, aunque su influencia crece cada año, según Popkhadze, ex representante militar ante las Naciones Unidas.
“Ahora, en los últimos tres años, vemos que el desarrollo se está acelerando, y que la relación con [Georgia] ahora tiene un componente político”, agregó. El año pasado, China y Georgia firmaron un acuerdo de asociación estratégica centrado en desarrollar lazos económicos, situando la relación económica de China con Georgia en un nivel comparable con Estados Unidos y Europa.
Los signos del creciente influjo de Pekín han sacudido a los socios de larga data de Georgia. Un diplomático occidental, hablando bajo condición de anonimato, dijo a Eurasianet que los acontecimientos en Anaklia son una señal inequívoca del distanciamiento de Georgia de Occidente.
“El gobierno georgiano considerando a esta empresa [china], que ha estado involucrada en casos de corrupción, fraude y militarización, como un socio confiable es otra indicación de que el gobierno de Georgia no está comprometido con una trayectoria euroatlántica”, dijo el diplomático. La empresa líder del consorcio chino designada para construir el puerto es China Communications Construction Company, una entidad sancionada por Estados Unidos en 2020.
El temor no radica únicamente en que el creciente influjo chino en Georgia signifique una pérdida de influencia occidental. También se han planteado preocupaciones sobre el historial de CCCC y sus subsidiarias.
“Sencillamente hay dudas sobre la calidad y los estándares de la compañía en cuestión,” dijo la embajadora de EE. UU. en Georgia, Robin Dunnigan, en una entrevista publicada el 18 de junio. “Así que CCCC no tiene una buena reputación a nivel global”.
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Dunnigan sugirió que hacer negocios con empresas estatales chinas apoya al “principal financiador” del ejército ruso: el Partido Comunista de China. “¿Por qué fortalecer un vínculo económico con el partido que está financiando a tu ocupante?” se preguntó.
El Ministerio de Economía y Desarrollo Sostenible de Georgia y el director de la entidad legal gubernamental a cargo del proyecto, David Javakhadze, no respondieron a la solicitud de comentarios de Eurasianet. En respuesta a los comentarios de Dunnigan, la Embajada China en Tiflis publicó un comunicado el 21 de junio que califica de "absurdas y seriamente inconsistentes con los hechos" las vinculaciones entre CCCC y el Partido Comunista Chino y el ejército ruso.
“El lado chino debe enfatizar que la declaración mencionada anteriormente va en contra de la visión de San Francisco establecida por el Presidente Xi Jinping y el Presidente Joe Biden”, continúa el comunicado.
Para los habitantes de Anaklia, las preocupaciones sobre el consorcio chino están arraigadas en percepciones sobre sus prácticas comerciales. El ADC prometió crear 2,300 empleos empleando principalmente a georgianos en su primera fase, según viejos materiales promocionales, pero las empresas chinas tienen fama de traer a sus propios trabajadores para construir y operar nuevos desarrollos.
“¿Hay algo chino que sea bueno? Todo es temporal”, dijo Gvilia, la propietaria de la tienda frente a la playa, señalando la deficiente construcción de una nueva autopista construida por chinos en el centro de Georgia. “En Georgia, estas empresas chinas solo construyen algo [bueno] por tres meses”.
Otras personas entrevistadas por Eurasianet también temen que los estándares de construcción chinos sean inferiores a los de una empresa occidental. “Nada bueno saldrá de esto”, dijo Nugzar Kabelia, de 72 años, quien recibió casi $250,000 cuando el gobierno compró su tierra en 2018 para utilizarla en construcciones relacionadas con el puerto. En ese momento estaba emocionado y usó el dinero para construir una nueva casa al lado de las puertas de la Zona Económica Especial. Pensó que el futuro de Anaklia era brillante.
Pero sentado en el patio de la casa de su hermano justo al lado, Kabelia duda del puerto de Anaklia revivido mientras dos niños pequeños – sus nietos – pedalean furiosamente alrededor del camino de entrada.
“Quieren un monopolio en todo”, dijo sobre las empresas chinas. “Las empresas europeas operarán con reglas, con leyes, pacíficamente”, pero en cuanto a las empresas chinas, “aquí no hay ley para ellas”.
Kabelia se muestra renuente a discutir hipotéticos sobre cómo Anaklia podría cambiar con la inversión china: no es
