La revolución renovable dependerá en gran medida de recursos no renovables para llevar a cabo el trabajo. La construcción de la enorme cantidad de infraestructura de energÃa limpia necesaria para una transición global hacia la descarbonización requerirá enormes cantidades de recursos. En particular, la transición hacia la energÃa limpia requerirá una gran cantidad de metales y minerales especializados utilizados para diferentes tecnologÃas verdes como paneles solares, baterÃas, turbinas eólicas y cables eléctricos. De hecho, los metales representan actualmente uno de los mercados de materias primas más calientes para los comerciantes de energÃa, según informes de Bloomberg. A medida que la demanda se dispara, obtener estos metales de manera respetuosa con el medio ambiente es clave, para no destruir el planeta en nombre de salvarlo.
El problema es que la extracción de minerales está relacionada con una serie de problemas ambientales. Informes recientes sobre el litio, por ejemplo, uno de los minerales de tierras raras más esenciales utilizados en tecnologÃas 'limpias', han demostrado que existe un lado oscuro en el creciente auge de su producción. Extraer una tonelada de litio requiere aproximadamente 500,000 litros de agua, lo que representa una gran amenaza existencial para los entornos desérticos y las comunidades de donde se extrae. Por lo tanto, el descubrimiento de litio en paÃses en desarrollo es visto por los lugareños como una bendición y una maldición. Ya hay temores legÃtimos de que la producción de litio agote la región del 'Triángulo del Litio' en Sudamérica y que la captura elitista de la riqueza de litio en Cachemira genere malestar social además de problemas ambientales.
El litio es solo uno de una larga lista de metales esenciales para alcanzar los objetivos climáticos globales para mediados de siglo y para evitar un cambio climático catastrófico a largo plazo. Afortunadamente, hay otra fuente importante de metales clave para la transición energética que no requiere ninguna minerÃa: su vertedero local. A pesar de la enorme y creciente demanda de metales, estamos desechando miles de millones de kilogramos de ellos cada año en forma de desechos electrónicos, conocidos familiarmente como e-waste.
A nivel mundial, desechamos asombrosamente 62 millones de toneladas métricas de electrónicos en 2022. Dentro de ese total, se estima que habÃa 1.1 mil millones de kilogramos de cobre, 1.9 mil millones de kilogramos de nÃquel y 1.1 mil millones de kilogramos de aluminio, todos ellos metales esenciales para la transición hacia la energÃa limpia. Esto según el recién publicado Monitor Global de E-Waste de las Naciones Unidas, que este año rastreó los desechos de metales valiosos por primera vez.
La escala de este desperdicio y su desajuste con las tendencias actuales de demanda de los mismos materiales es asombrosa. En 2022, la demanda de cobre solo para la tecnologÃa climática alcanzó las 6 millones de toneladas métricas, según datos de la Agencia Internacional de EnergÃa (IEA). En ese mismo año, el 40% de las 2 millones de toneladas métricas de cobre presentes en los desechos electrónicos fueron directamente a vertederos en todo el mundo en lugar de ser reciclados para reutilización. Lo mismo sucede con el aluminio. Y estos metales se reciclan mucho más frecuentemente que otros metales crÃticos para la transición energética.
Esta práctica no solo es increÃblemente derrochadora, sino que también es contraproducente para todo el movimiento hacia la energÃa limpia. La minerÃa de nuevos metales es una actividad sucia que a menudo está asociada con emisiones significativas de gases de efecto invernadero. En promedio, la minerÃa de aluminio nuevo crea más de 10 veces más emisiones de carbono que el reciclaje de aluminio. Esta es una diferencia enormemente significativa, especialmente al considerar que la producción de aluminio se prevé aumentar en un 80% en un escenario donde el mundo se mantenga en el camino de sus objetivos de energÃa renovable.
Entonces, ¿por qué no estamos reciclando muchos más metales y desviándolos directamente hacia la vasta y creciente demanda tecnológica de energÃa limpia? Algunos metales son extremadamente difÃciles de extraer y reciclar de los desechos electrónicos, como el nÃquel que ha quedado atrapado dentro del acero inoxidable y otros aleaciones. Otros simplemente no tienen suficiente incentivo para que valga la pena el esfuerzo en tiempo y dinero que se necesita para encontrarlos y extraerlos. Medidas polÃticas de apoyo que requieran el reciclaje, asà como el diseño de producción que facilite el reciclaje futuro, son clave para cerrar este ciclo de desperdicio.
Cerrar tales ciclos es un paso crÃtico para hacer posible la transición global hacia la energÃa limpia y para reducir sus externalidades ambientales negativas. Los desechos electrónicos no son el único problema en esta lÃnea. El sector de la energÃa limpia también es un gran generador de desechos que podrÃan gestionarse y reciclarse mejor. Aunque el tiempo es esencial para lograr una transición a la energÃa limpia oportuna, tomarse el momento para reflexionar sobre mejores ciclos de producción es fundamental para evitar desperdicios innecesarios y una pobre gestión de recursos irónicamente trágica en el esfuerzo por salvar el planeta.
Por Haley Zaremba para Oilprice.com
Haley Zaremba is a writer and journalist based in Mexico City. She has extensive experience writing and editing environmental features, travel pieces, local news in the… More
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